Mariplatónica desde 1996 y antes

He conseguido ser de muchos pocos como decían mi padre y mi abuela

martes, 28 de abril de 2015

Peso pesado... pues sí. II

  

 
Pues mi hermano no va a ser menos, así que aquí van dos de sus canciones preferidas de cuando él era un jovencito y yo una niña. Recuerdo que él las escuchaba casi todos los días una y otra vez. A mí me encantaba que las pusiera, o sea, que había más de uno en aquel bucle.

Esta primera le chiflaba y la oía y la oía. A mí también me gustaba mucho y por aquellos entonces se me daba más o menos bien la guitarrra así que me saqué las notas y la silbaba, y la verdad es que lo hacía bien, así que cuando llegaba alguna visita me tocaba hacer el numerito; aquello no me hacía mucha gracia pero el orgullo y los halagos de mis padres y del visitante de turno me compensaban el ratito, y al fin y al cabo me lo pasaba muy bien silbándola.




Esta otra es un peso pesado en todos los sentidos. También ésta le volvía loco.
Ya entonces cuando sonaba  me producía una emoción que no sabría describir, algo difuso,  exactamente la misma que me produce ahora. Era como si sintiera nostalgia de ese presente que se desvanecía y a la vez nostalgia del futuro que iba a llegar, de un futuro que se haría presente y luego pasado, y así. La cosa era muy meláncolica, es verdad, pero también feliz, y el título dulce de la canción suavizaba todo aquello, esa punzada del tiempo, y lo hacía todavía más profundo con su serenidad y humanidad.