Mariplatónica desde 1996 y antes

He conseguido ser de muchos pocos como decían mi padre y mi abuela

miércoles, 24 de junio de 2015

Figuritas

Hace un mes o dos estaba trabajando y oyendo música de fondo (y no tan de fondo porque muchas veces le termino - y empiezo- haciendo más caso a la música que al trabajo), pues bien, sonó una canción de un disco que escuchaba allá por los primeros 2000 que me gustaba mucho. No es un disco deslumbrante pero conforme lo iba conociendo más, más me iba calando, calando como una lluvia fina. En fin, el disco es muy beatle, no, es muy mccartney, y no sé qué canción poner porque hay varias magníficas y conforme van sonando te van haciendo dudar de la anterior. Bueno, pues ésta por ejemplo:
 


  
Y hoy, trabajando también y oyendo música de fondo también (esta vez de youtube), me he puesto a Sondre, y ha vuelto a aparecer una canción preciosa que me ha vuelto a recordar a John Lennon: “¡si será John Lennon en esta canción!”, “¡vaya con Sondre!”, he pensado.










viernes, 19 de junio de 2015

Otra parte

Cuando escucho este disco o el Wish you were here, mi cabeza o lo que sea se traslada sencillamente a otra parte.



 
Y siempre ha sido así.





martes, 16 de junio de 2015

Agua

 


Como no somos ríos podemos volvernos atrás”

Hace un año o por ahí fue todo un alivio escucharlo cuando un compañero, en una aburrida reunión de trabajo, exclamó esa sentencia a propósito de una medida que íbamos a tomar.

-¿De quién es la cita de los ríos del otro día? acabé preguntándole algún tiempo después.
- De Jorge Manrique
- Ahhh!

¡Cómo no!” pensé para mis adentros.
Jorge Manrique me encantó en los tiempos del colegio, allá a los nueve o diez años, me chiflaba.
Ríos, el tiempo, la vida...

Hoy lo ha vuelto a decir, la reunión de hoy ha sido mortífera, tres horas de obcecación. Y otra vez ese pensamiento ha vuelto a desatascar el embrollo que teníamos.

Ese pensamiento me gusta; me gusta porque es liberador: si uno se da cuenta de que una forma de actuar no le llevaba a donde quería, pues da marcha atrás y ensaya otra forma, y otra, y así hasta llegar a donde quiere; en definitiva, desbloquea la mente permitiendo la acción y con ello el avance. No está mal.

Bueno, pues “como no somos ríos” volvemos atrás y volvemos precisamente al agua, a los ríos y a los mares, y, de paso, a una poesía muy “manriquiana” que se me ocurrió de niña.

La poesía me parece un género difícilisimo, el más difícil de todos.
Creo que se puede intentar hacer un ensayo en condiciones más o menos. Es verdad que tampoco es fácil porque hay que tener información bien comprendida, espíritu crítico, pensamiento propio, originalidad y capacidad de análisis y también de síntesis, así que fácil no es, pero es un ejercicio racional y por lo tanto se puede intentar; y en menor medida, en mucha menor medida, pues cabe plantearse la posibilidad de escribir relatos más o menos largos, y obras de teatro (que ya empieza a complicarse la cosa bastante)... Bueno.
Pero, ¿escribir poesía? Puf, eso es otra cosa porque no es racional aunque tampoco sea irracional, no sé cómo explicarlo, requiere dosis de ambas cosas y de emociones auténticas y de un dominio sin huecos del lenguaje y, sobre todo, de un talento perceptivo (lo llamo yo), además de talento para plasmarlo, de talento para comunicarlo, de talento de efluvios, se me ocurre ahora (no sé si es una tontería o algo peor). En fin, algo así me parece. Puf, muy difícil.
Así que no te puedes poner a escribir poesías: “venga, voy a sentarme y voy a escribir un poema”, me parece que no. Por eso, creo yo, se puede soportar una novela mala, si tiene alguna sustancia por algún lado, o un mal ensayo, o un drama mediocre, se pueden soportar más o menos, pero una poesía mala no, eso es insufrible, no tiene ningún fuste, se te queda la cara de tonta.

Desde luego la poesía no es lo mío, pero a esas edades, de niña, escribí alguna que otra. Antes me las sabía de memoria, ahora ya no me acuerdo, por ahí andarán, no sé dónde, no aparecen, pero sí que me acuerdo de dos.

Una trataba sobre el mañana, y la reflexión acababa con un espíritu muy positivo, como yo ya intuía o sabía que había que acabar, porque eso era lo que se esperaba -y yo lo sabía- y porque yo era, definitivamente, también así. Pues vale.
Pero luego había una segunda parte en la poesía, que ésa sí que no tenía ningún desperdicio; esa segunda parte era un auténco salto conceptual - por decirlo con suavidad-, de manera que sin venir a cuento me puse a hablar de los ríos, lo mejor de todo es que decía “ … “y hablando de ríos, el Duero la palma se lleva....” ¡Ja, ja, ja! Allí nadie hablaba de ríos, los ríos no tenían nada que ver con lo anterior, allí sólo hablaba de ríos la empanada de mi cabeza, la empanada que se había formado en mi cabeza con los poemas y demás textos que nos teníamos que aprender de memoria en el colegio sobre árboles, mares, ríos, casas, piratas, patrias, etc. etc. ¡A mí qué me importaba el Duero!, ¿qué tenía yo que ver con el Duero? Y no solamente eso, es que luego acababa ¡hablando de la patria! Ja, ja, ja.. Y recuerdo leérselas a Ninguna en el colegio y a Moh en la temprana juventud, y la atención y la ternura que pusieron, y las risas y las sonrisas.

Y recuerdo también que en mi casa las había dado a conocer y las recitaba, y que mi padre un día se las copió -con un letra preciosa- y se las metió en su cartera y se las llevó a su trabajo para enseñárselas a sus compañeros y amigos.
Qué voy a decir...

Bueno, pues aquí va mi “primer poema”; éste debí escribirlo con unos seís o siete años o así, no sé, porque un día no hace mucho apareció entre las cosas de Estrella (Estrella que tantos poemas me leía y me lee) y vimos la fecha, que ya se me ha olvidado.
Aviso a navegantes:

Soy marinero,
soy del mar,
soy de la tierra,
pero más del mar.




Bueno, no es cierto que no me importe el Duero; aquello de...

Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja
nadie quiere oír
tu eterna estrofa de agua.
...me conmueve.

¡Y no digamos la canción de Serrat!

 


Me gusta el agua, me gusta mucho el agua.


miércoles, 10 de junio de 2015

Las alas de los pájaros

Es que tienes muchos pájaros en la cabeza

Pufff!!!! Qué cansino!!!!
Incluso algo más que cansino, bastante más.

Eso es lo que he oído decenas de veces desde que existo. Respecto a mí o a quien sea.

Sí sí, si será verdad.
Vale, es por tu bien, para que no sueñes con lo imposible.

La cuestión está en definir “lo imposible”.
Y también en quien lo defina.

Hay gente que tiene muy pocos pájaros en la cabeza, muy bien, para ellos está muy bien.
Pero para los que soñamos, no.
Y tan imposible es para el soñador ser otro como para el realista tener pájaros en la cabeza.

El tejido de la realidad también está hecho de sueños ¿o no?

Soñar o no soñar, real o no real, posible o no posible, esa es la cuestión (perdón por la pedantería pero me apetecía ponerlo así), esa es la cuestión o las varias cuestiones que se entrelazan, que están entrelazadas de hecho en la realidad. Es muy raro, pero me parece que es así, es decir, lo que tú piensas puede o no convertirse en realidad, se mezcla tu pensamiento con los hechos reales. Esto que digo es obvio pero no deja de ser un misterio.
A lo mejor los físicos nos lo explican.

Pues quien no tiene pájaros en la cabeza no vuela” me parece a mí, o no todo lo que quizá pudiera.

¿Y no es verdad que tenemos aviones? Pues no los inventó el que no tenía pájaros en la cabeza.

Bueno, “cada uno es como es”, no sobra nadie.


                                       
                                                                                      
                                            Se llama Birdland y el grupo es Weather Report

                                           
                                          



lunes, 8 de junio de 2015

Adiós mi río... (con palmas)

Estos días estoy un poco tontucia y hasta algo metafísica, lo que no se entiende muy bien, porque lo uno conlleva, además de otras cosas, aturdimiento o algo parecido, y lo otro algo de lucidez, digo yo. ¿?

Estar tontucio o tontucia”, buena expresión, me resulta simpática.

Bueno, pues aquí una canción que espabila, alegre, de ésas que en un momento u otro, en una frase u otra, te tienes que poner a cantarla, y que luego, cuando hace un rato que la has escuchado, y hasta el día siguiente incluso, te sorprendes cantándola donde quiera que estés.

Retomamos las cosas.
Ketama.
De Ketama nos vamos a Pata Negra, al Blues de la frontera, que sigue siendo una joya.
En el disco hay canciones preciosas, algunas letras con versos verdaderamente bellos, pero hay una canción por la que yo siento debilidad, se trata de Calle Betis, que tiene algo que, a mí así me lo parece, desbarata:

Y el río le dice a Sevilla,
Y el río le dice a Sevilla:
Y ay, si te cojo en Sanlúcar
Borracha de manzanilla,
Borracha de manzanilla,
Borracha de manzanilla.

Y en Sanlúcar no puedo,
Pero en Triana
Me emborracho contigo
Toa la mañana,
Toa la mañana,
Toa la mañana.


Adiós mi río,
Adiós mi río,
Vete a Sanlúcar y vuelve
Cariño mío.

Adiós mi río,
Adiós mi río,
Vete a Sanlúcar y vuelve,
Cariño mío.


Sevilla le dice al río
Sevilla le dice al río
Tráeme del mar una ola
Pa volantes del vestío,
Pa volantes del vestío,
Pa volantes del vestío.


Si tú quieres una ola
Yo te la traigo,
Pero si tú me prometes
Estarme esperando,
Estarme esperando,
Estarme esperando.


Adiós mi río,
Adiós mi río,
Vete a Sanlúcar y vuelve,
Cariño mío...


Ay, ay, ay, ¡ pero qué cosas tan bonitas!