Mariplatónica desde 1996 y antes

He conseguido ser de muchos pocos como decían mi padre y mi abuela

viernes, 26 de diciembre de 2014

Melodía de Navidad


Hay músicas que son digestivas.

 No es que la Navidad esté del todo mal: tiene su espumillón, sus luces, sus... Como fiesta socializadora, como todas las tradiciones, tiene sus más y sus menos; como todas, intenta hacer pasar por el aro a todo el mundo de forma que impone sus reglas y si no son observadas, ya se sabe, se queda uno fuera. Y así hay un buen montón de regulaciones insalvables de carácter económico, familiar, social, afectivo... en fin, que son ineludibles, independientemente de su “carácter religioso” (que para bastante gente lo tiene, no lo dudo). De esto se ha encargado la sociedad en su conjunto (el poder religioso primero, el económico desde hace ya tiempo, impregnando de esencia navideña la práctica totalidad de las instituciones sean del tipo que sean), y así, esta sociedad, ha sabido utilizar muy bien de una forma más o menos maquiavélica o inconsciente, no sé, quizá sea una mezcla, esa necesidad del individuo de no sentirse excluido. De las fiestas de Occidente, la Navidad, sin duda alguna, es la más potente y totalizadora.

Desde luego son los planos afectivo y económico los que más reciben su influencia, quiero decir, en los que más seres sufren. Y casi lo reduciría al afectivo, porque, además de las cuestiones afectivas, que no es poco, al final se trata de no poder regalar o comer lo que otros pueden, y en definitiva, no tener lo que “todos debemos tener”. La Navidad toca la teclas más sensibles.

Hacen falta tradiciones y fiestas: somos sociales. Y necesitamos rituales.Vale.
El espumillón no está mal. La Navidad tiene su nostalgia.
Pero hace falta también digerir el turrón.

VROOON de King Crimson es un buen digestivo, y no vale sólo para la Navidad, hay más días en el año.