Mariplatónica desde 1996 y antes

He conseguido ser de muchos pocos como decían mi padre y mi abuela

martes, 1 de marzo de 2016

Brainstorming

Me acabo de encontrar esto, se me ocurrió hace dos o tres meses en una especie de brainstorming.

Este mediodía he estado en el bar con varios amigos. Otra vez el islam, el cristianismo, el laicismo... Todos los días igual. Ayer en el trabajo igual, y día sí día no ahí está la religión. 
Y estoy harta, harta de las consecuencias. La religión en la que he crecido no me ha hecho feliz, al contrario, tiene problemas con bastantes cosas, con cosas muy importantes y eso lo proyecta (y no solamente le pasa a la religón en la que he crecido), pero también es cierto me ha aportado valores, sí, también. Y el mundo ha estado y está fatal, y la religión es uno de los factores; no creo que se pueda reducir la religión a miedo y dogmatismo, está también esa tendencia natural, que podría ser sana, de intentar fundirse con lo Absoluto pero no se por qué pero en la realidad, de hecho, no es sana, o no en general, y sí que hay mucho de miedo a todo y mucho de dogmatismo, de imposición. Hartazón, cansancio.
Y desde hace un rato vengo pensando estas cosas.

Es imposible separar la razón de las emociones, imposible. Y estas emociones, no sé si estoy muy quivocada o no, me parece que no se pueden separar de los instintos, o sea, estoy dicendo, equivocadamente o no, que no hay una razón en estado puro y que me parece verdad que somos animales racionales (acabo de entender, en la medida en que lo haya entendido, a Aristóteles: sí, lo había pensando muchas veces pero no como hoy, como ahora, tan vívidamente). Somos animales pero somos racionales.
¿Alguien puede separar la razón, su pensamiento, de sus sentimientos? No estoy hablando de matemáticas, hablo de ética, de política, de su cosmovisión en general. ¿Y alguien puede separar los sentimientos de sus vísceras, de sus genes, de las tendencias que esos genes imprimen en todo su ser?

Cuerpo, conciencia. El cuerpo lo sentimos, la conciencia nos permite saber que lo sentimos, es decir, sin conciencia, ¿dónde quedaría nuestra experiencia del cuerpo? No tenemos ni idea, ni idea. Al final igual lleva razón Descartes, o al menos en parte, no sé si digo disparates, esto lo tengo que pensar mejor.

Seguimos.

El instinto de supervivencia, el gran instinto, nos lleva a unirnos a unos y a destruir a otros a los que consideramos potencialmente dañinos para nuestra supervivencia. El instinto de supervivencia es la fuente del miedo parece ser y, afortunadamente, también de otras cosas. Pero, ¿por qué queremos sobrevivir? ¿por qué este empeño?

"Amamos el ser y el conocer", esto está en la naturaleza toda nos dice San Agustín. Amamos, tendemos hacia.

Instinto igual a amor a la vida, igual a miedo a la nada, o todavía peor, al dolor. Y, ¿cómo se supera este miedo? ¿se puede superar?

Sólo se me ocurre una palabra: fusión.

Y aquí es donde aparecen el amor y la religíón, me parece.

Amar a otros seres y ser amados por otros seres nos calma, nos calma y algo más, nos hace felices, dichosos: nos fundimos con otros seres y eso quiere decir que nos olvidamos un poco de nosotros mismos, que nos convertimos en otro, que abandonamos en la medida que sea el instinto de superviviencia, o quizá no sea así, quizá sea que unimos nuestros instintos y nos sentimos acompañados, no solos, y más fuertes por eso. ¿? Quizá sea todo, quizá sea un olvido de sí mismo y quizá sea que el sí mismo se amplía con los otros, no lo sé. Y se ama porque se ama, es un fin en sí mismo, quiero decir que se ama a otros seres porque se los ama y ya está. Y esta parte es sin duda la mejor.

La religión camina por los mismos territorios que el amor, me parece. Intentaré explicarme.

El hombre tiene miedo, el animal tiene miedo. La razón del hombre busca vencer el miedo y para ello elabora respuestas, dicho de otra forma, el hombre busca vencer el miedo y usa la razón para encontrar respuestas con que vencerlo. La religíón nace de la misma necesidad de fusión que nace el amor, creo, pero se desvía mucho, al menos en la realidad, en la práctica. ¿Es la religón fuente de amor y de esa paz, sí, esta es la palabra clave en todo esto? ¿calma la religón, apacigua? Sí, a la segunda pregunta, no, en la medida de lo necesario a la primera.

¿Cómo calma y a quién?
Si uno cree en un Absoluto, ¿cómo hace para creer en él? ¿cómo es que unos seres humanos creen y otros no? Para creer tiene que haber un asentimiento de la conciencia ante lo que se cree. Muchas personas ni se plantean si son creyentes, para ellos no entra en su pensamiento otra posibilidad, no la contemplan, no les es posible. ¿Por qué? Por la fuerza de las ideas transmitidas culturalmente, por la fuerza con que esas ideas mantienen viva a una sociedad, pero creo que hay algo más por debajo o al lado, creo que creer es un instinto, que es algo instintivo y como tal es defendido con uñas y dientes. Instintivamente, los seres humanos no queremos ser despojados de aquello que nos aporta paz, si algo, por un instante, perturba esa seguridad vital, esa tranquilidad, ese apoyo, será rápida y violentamente, si es necesario, expulsado de la conciencia y olvidado para siempre.

La doctrina y la teología son un intento de hacer razonables, o al menos posibles en la conciencia, las creencias, de inducir a ese asentimiento que los humanos, más conscientemente o menos, necesitan ( o necesitamos).
A veces se apela a la fe y otras a la razón y lo ideal es que sean compatibles. ¡Claro que es lo ideal! Es lo que se busca, es lo que se anda buscando porque, a ver, ¿qué es la fe? ¿quién puede asentir a algo simplemente por la fe? Tiene que haber aunque sea un “ proto-razonamiento” y que se me perdone el palabro.
La fe de la que hablan es una experiencia que deviene concepto y a la inversa, intentaré explicarme (no sé si diré muchas tonterías o si digo muchas tonterías, bueno, sigo): la fe es un concepto, es un concepto que se refiere a una adhesión de la conciencia (y aquí hablo de los contenidos de la conciencia, de la vida racional y de la vida emocional/instintiva); cuando se habla de fe se habla de adhesión sin más, la fe se justifica por sí misma, pero justifica el creer, es el “argumento” esgrimido por la buena parte de la teología y creo que por la religión en general con sus variantes y matices. La razón que se da para creer es la fe, a esto es a lo que se apela, pero esto es circular.
Hay más argumentos, algunos más razonables, pero hasta en las argumentaciones más racionales la fe está presente, a partir de un punto, llegados a un punto, llamémosle racional, “justificado”, no digo que no, vienen los contenidos doctrinales y a aquí reaparece la fe, la fe en, pero ésta es otra clase de fe, ésta tiene un contenido, no es fe en estado puro, que no sé muy bien lo que es pero que me gusta. Sigo. Llegados a este punto,se da un salto, renegar de esa fe, de esa fe que se ha convertido en doctrina, es renegar de lo Absoluto y del abandono que Éste exige. Como queremos abandonarnos nos exigimos la fe. Y la fe nos exige abandonarnos. Redondez. La verdad es que no sé si me lío mucho, desde luego esto no es muy ordenado. Bueno,

entonces, ¿no existe Dios o lo Absoluto o como lo queramos llamar?
Pues no sé, lo que llamamos realidad es absolutamente incomprensible pero es, como quiera que sea, es. Y es fascinante.

Ama a Dios por encima de todas las cosas y al al prójimo como a ti mismo”
Lo segundo no es posible pero como ideal regulador está bastante bien y hasta dónde se llegue pues se ha llegado. Y, desde luego, la compasión y la empatía son las únicas formas razonables, sí, razonables de relacionarnos los humanos, de fundar una comunidad: todo lo demás es destrucción, y eso no es razonable.
Selección natural. Tampoco lo entiendo. No lo entiendo porque somos también racionales. Superpoblación, educación, gestión política, tecnología. Creo que desvarío, no sé cuánto.

Amar a Dios por encima de todas las cosas es olvidarte de ti mismo y de los demás, de la vida y de todo, es disolverte en Dios, es ahuyentar el miedo, qué digo, superarlo, vivir sin miedo porque ya no estás pendiente de tu ser, dejas de importarte a tí mismo para dejar de sufrir. Creo que esa fórmula es esto. Bueno, ¿por qué no el amor y por qué no Dios? Lo de Dios nos es completamente desconocido. Ahora bien, amar a Dios también puede ser amarte a ti mismo sin más. Y si amar a Dios es olvidarte de los demás entonces mejor olvidarse de Dios. Creo que las religiones no dicen esto, lo dicen y no lo dicen, creo que buscan una fusión con lo Absoluto y con los otros, porque es que además no tiene sentido otra cosa, pero en la práctica hay quien se olvida de la segunda parte, eso no puede ser religión o no una forma válida para vivir, va contra la naturaleza realmente humana eliminar al otro o ignorarlo, no sé a quién puede hacer feliz, realmente feliz, eso .


Así que, en mi opinión, el problema no es la fusión con lo Absoluto, el problema, para mí, estriba en las distintas formas de hecho de vivir la religión. Hay formas no sanas de vivir la religíón. Cuando alguien le impone a alguien su visión de la vida y su forma de vivir está oprimiendo a otro ser y negándolo; el abuso de poder viene del instinto de supervivencia. Volvemos a lo de antes: que nadie sea diferente a mi, que el mundo y los demás sean como yo soy, que nadie trastoque ni me arrebate mi seguridad, mi paz: mi dios me calma, esta vida no, los hombres me fallan, hay un ser que no, hay algo que me libera de toda esta tensión. Quiero otra vida de paz, otro mundo o lo que sea, un cielo, un descanso. Muy bien, no hay problema, no sabemos nada, podemos creer, pero las formas religiosas imperantes son dogmáticas. ¿Es que la gente no puede entendérselas con la realidad y con el más allá pacíficamente? ¿es que la gente no es capaz de racionalizar su incertidumbre, su grado de incertidumbre? No me lo creo, en mayor o menor grado sí, sólo hay que hacer un esfuerzo. Somos racionales, también somos racionales y podemos aguantarnos con el miedo sin necesidad de aninquilar al otro. La verdadera experiencia religiosa debe conseguir esto. Y hay religiones que se acercan.




A lo mejor un poco de panteísmo...
 
Vuelvo a los comienzos: ¿por qué queremos sobrevivir? ¿por qué este empeño? ¿tan difícil es aceptar la existencia o lo hemos hecho más difícil de lo que es?